Despedida del diario La Razón

Colosio 
 


Conocí a Luis Donaldo en 1989 cuando él era Presidente del PRI y nosotros un grupo de jóvenes universitarios curiosos. Fue un encuentro sencillo, cordial y punto. Tenía un estilo propio. 

Lo fotografié en distintas ocasiones, pero ninguna tan significativa para su carrera política como cuando lo “destaparon” para la Presidencia de la República el 28 de Noviembre de 1993 en la sede nacional del PRI. Que es precisamente cuando tomé esta imagen para el semanario Proceso. Yo apenas llevaba 6 meses como fotógrafo en la revista de Scherer

Esta imagen tiene 20 años y obvio, nunca imaginé lo que pasaría en los siguientes 100 días. A finales de aquel año, fui a Noruega y asistí a la premiación de Mandela cuando recibió el Nobel y más tarde, en París recibí la noticia el 1 de enero de 1994 en relación al levantamiento zapatista. 

México se amanecía con nuevo TLC y con estallido social en el sureste del País. Bienvenido el año nuevo. Regresé de inmediato a México, Vicente Leñero me envió a Chiapas y a los tres meses por una serie de amenazas recibidas a mi persona por caciques locales, tuve que salir de San Cristóbal para volver a Ciudad de México. 

Unos días antes de aquel fatídico 23 de marzo en Tijuana, me avisaron que habría una entrevista con Colosio en su casa de campaña en la Del Valle, la entrevista la realizó el excelente periodista de entonces Elías Chávez y seríamos recibidos por Federico Arreola, amigo personal de Colosio quien era uno de los que había organizado dicha cita. 

El encuentro transcurrió sin problemas, recuerdo que la entrevista tuvo llamado en portada a la siguiente semana y fue en esos días cuando recibimos a cuentagotas los primeros reportes del atentado en Lomas Taurinas. 

Yo estaba en las oficinas de Proceso en fresas 13, cuando empezaron a surgir todo tipo de rumores sobre lo que pasaba en Tijuana, la revista no tuvo fotógrafo allá en Lomas Taurinas cuando el atentado, así que me encargaron lanzarme de inmediato para rastrear las imágenes que se pudieran en función de los pocos videos conocidos y continuar la cobertura. 

Así, a la mañana siguiente, el 24 de marzo dimos con Efrén Mota, un contador que había tomado una de las más espeluznantes imágenes de Colosio ensangrentado. Un rollo revelado literalmente en el súper traía un cuadro casi perfecto. Se la compramos y la publicamos. Nos quedamos semanas en Tijuana trabajando el tema con los reporteros de la revista y lo demás es historia. 

Esta foto me gusta porque celebra a un político que pintaba honesto y singular en un contexto que se convertiría pocas semanas después, en una auténtica pesadilla nacional. Al mismo tiempo puntualiza mi arranque como fotoperiodista en un gremio nada, nada fácil, pero lleno de adrenalina. 

Ojo : Por último, sólo resta despedirme de esta contraportada con enorme tristeza, no sin antes agradecer la generosidad de Pablo Hiriart por abrir este territorio de análisis sobre la imagen y ofrecerme una buena oportunidad para compartir con ustedes diferentes historias visuales. También quiero agradecer fraternalmente a Rubén Cortés nuevo Director del Diario, por su amabilidad y profesionalismo permanentes; así como a los colegas Adrián Castillo y Raymundo Sánchez por su amistad, paciencia y consejos. 

A los diseñadores y editores de fin de semana, muy agradecido por hacer que luciera este espacio siempre de manera elegante y estética. Agradecimiento puro es lo que siento para con todos los colegas de La Razón

Por ello les deseo lo mejor, en esta nueva etapa a sabiendas de su entrega profesional para con los lectores del diario. Y a usted, amigo lector, con la esperanza de seguir compartiendo en cualquier plataforma y reencontrarnos pronto en otros espacios. 

Abrazo sincero y hasta siempre.