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Ulises Castellanos

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March 10, 2022

Ucrania: La mentira es el mensaje

Por Ulises Castellanos

Si nos apoyáramos en la información que circula en Twitter, Ucrania y su feroz resistencia estarían ganando la guerra. Pero cuando lo contrastamos con la realidad en base a otras fuentes, la invasión rusa va en camino de controlar todo el país en cosa de horas. Una cosa hay que reconocerle a los ucranianos, es su decidida y heroica resistencia frente a un ejército profesional que los triplica en soldados y fuerzas blindadas. No hay manera de detener al ejército rojo. 

Sin embargo, una estrategia novedosa de esta guerra informativa es el uso de redes por parte de Ucrania. A pesar de que Ucrania señaló que han muerto 2,000 ciudadanos suyos, -Rusia admite 498 soldados muertos- sus cuentas en redes sociales difunden cada tres minutos contenido donde aparecen uno o varios soldados -presuntamente rusos- detenidos y humillados. Tanques destruidos y un sin fin de llamados a la resistencia por la patria; del lado ruso no hay nada, ni un tuit, menos un Tic Tok. 

Pareciera que los soldados rusos si se toman en serio la guerra y seguramente les prohibieron incursionar con sus teléfonos celulares. 

Aunque los tuits no paran los bombardeos, de cualquier manera, independientemente de como termine esto, para la próxima guerra, los nuevos generales, tendrán que incluir un “community manager” en sus tropas, tanto en el terreno como desde oficinas dedicadas a bombardear con propaganda, como antes lo hicieron en la Segunda Guerra Mundial, cuando dejaban caer volantes desde los aviones a territorio enemigo para que se rindieran. 

El Community Manager del futuro ejército que lo utilce, deberá ser un profesional responsable de construir y administrar las cuentas que defiendan su causa en redes y gestionar la identidad y la imagen de su ejército y los valores que su país representen; deberá crear contenido para las distintas plataformas en diferentes idiomas e inundar la red con historias heroicas de su comunidad y generar incertidumbre en el enemigo. 

Este nuevo integrante de cualquier ejército, deberá crear y mantener relaciones estables y duraderas con otros gobiernos, sus aliados, sus tropas, su pueblo y tratar de confundir al enemigo y la población civil que aún le apoye. Las cuentas afines a una causa bélica deberán incluir transmitir una emoción valiente, intrépida, de carácter invencible, osado, épico, indomable que resulte memorable, grande, y trascendente. Y con eso, al menos ganarán la conversación pública, independientemente de la atrocidad de la guerra que encabece. Además es obvio que la cobertura de medios profesionales está siendo rebasada por estas nuevas guerras. 

En el caso de Ucrania, casi no hemos visto soldados rusos porque no hay fotógrafos ahí. Hay infinidad de frentes abiertos y las distancias son tremendas. No hay manera de que los fotógrafos destacados por lo general en las capitales se desplacen a zonas de combate. Y aunque ya algunos corresponsales se han ido de Ucrania. En Kiev permanece uno de los mejores fotógrafos de la AP, es Emilio Morenatti, premio Pulitzer y quién ha documentado el día a día de esta guerra desde la capital ucraniana, aquí les dejo una de sus mas recientes imágenes, donde se ve una señora caminando por una calle vacía durante el toque de queda, en Kiev, el pasado martes 1 de marzo. Síganlo en twitter para ver sus últimas imágenes en esta cuenta: @EmilioMorenatti 

En esta guerra, primero vemos un video de un ciudadano en zonas de combate que la imagen de un fotógrafo en la portada del New York Times. Y aunque obviamente las imágenes de los colegas profesionales por allá, son mejores en contenido y fuerza informativa, los videos mal tomados con sonido ambiental, llantos y balazos resultan más atractivos para la audiencia. 

Recordemos al gran fotógrafo de guerra Robert Capa con su imagen icónica del desembarco de Normandía, poco importó que estuviera borrosa y movida, la fuerza de su imagen radicaba en la transmisión de una emoción, el peligro de la muerte. Y para ventaja de Capa, en aquella época los soldados nazis no traían celulares. 

Occidente ganó aquella guerra y ganó también la narrativa pública, por sus periodistas en todos los frentes. Ahí esta la foto de la isla japonesa Iwo Jima, de los soldados norteamericanos colocando su bandera en la cima de una montaña, que terminó siendo un monumento de esa victoria colocada en Washington. Sólo esa foto ayudó a recaudar cientos da millones de dólares de la población norteamericana para seguir apoyando la guerra. Así de importante es la fuerza de la imagen. Por todo lo anterior, atrás quedó la premisa de que “el medio es el mensaje” no, hoy en día más bien “la mentira es el mensaje”.

Columna publicada en La Silla Rota (Marzo 04, 2022)     

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February 6, 2022

Los fotoperiodstas y el Peje.

Por Ulises Castellanos

Conocí a Andrés Manuel a mediados de los noventa cuando recién había ingresado al staff de la revista Proceso (1993). Recuerdo perfecto que fuimos a Villahermosa a entrevistarlo cuando era dirigente del PRD allá en Tabasco. Él nos recogió personalmente en el aeropuerto en su vocho blanco de entonces, lleno de periódicos y papeles en la parte de atrás, nos llevó a su casa, donde Rocío, su esposa de entonces nos sirvió amablemente agua de limón, mientras platicábamos con él bajo un calor tremendo en la terraza de su casa. 

Por ahí andaban también sus hijos. Desde entonces, lo hemos seguido y fotografiado durante años. Salvo sus canas no ha cambiado nada, quizá lo único que dejó de aquellos años, era su hábito al tabaco, era fiel consumidor de los clásicos cigarrillos Raleigh que creo, ya ni existen. 

Esta imagen que ahora les comparto la tomó Luis Jorge Gallegos ( Actual jefe de fotografía en Palacio Nacional ) y es testimonio fiel de una reunión/cena que tuvimos con el entonces ganador a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en el año 2000. Arrancaba el siglo XXI. 

Ahí estamos Fernando Luna, Omar Meneses (La Jornada); Sandra Licona, Elsa Medina (La Jornada), Julio Candelaria (Editor de foto en Reforma); Raúl Ortega (La Jornada); y enseguida quién esto escribe cuando era editor de fotografía en la revista Proceso; Marco Antonio Cruz (Imagenlatina), Jorge Pliego (camarógrafo de Televisa); Fernando Castillo, Pablo Ortiz Monasterio y el gran Rogelio Cuéllar. Abajo Cecilia Candelaria, Guillermo Castrejón, Diego Treviño y otro colega, mejor conocido como “Popoca” (Excélsior). Abajo a la izquierda junto al Peje, está María Espinosa (esposa de Raúl Ortega y anfitriones de la reunión en su casa de la Narvarte) 

Al centro, un Andrés Manuel López Obrador cuando rondaba los 45 años de edad. Fue una reunión agradable, (algunos bebíamos tequila, mezcal o cerveza, Andrés Manuel nada) aquella noche todos pudimos platicar sin prisas con este personaje, hablamos de todo. De anécdotas de la campaña, y lo que pensaba hacer en la Ciudad; ahí nos contó de la construcción de los segundos pisos, del Metrobús y de sus obsesiones de siempre, primero los pobres, becas y otros programas de gobierno.  

Todos los que estábamos ahí cubrimos su campaña y la mayoría repetimos en los siguientes intentos por la presidencia, pasando por el desafuero y todo lo que ya sabemos hasta julio de 2018 cuando finalmente llegó al Poder Ejecutivo. 

Al hoy Presidente, nunca le ha gustado tener fotógrafos personales ni que le estén tomado fotos 24/7, es por ello que hoy no existe un fotógrafo personal en la Presidencia de la República, es su estilo. Recuerdo bien que Andrés llegó sólo acompañado del incansable César Yáñez, su encargado de Prensa y quien quizá, lo conoce mejor que nadie. 

Desde el año 2000 siempre he votado por él en cada oportunidad que se ha presentado, es por ello que cuando por fin se ganó la presidencia en el 2018, fuimos a celebrarlo junto con miles de mexicanos al Zócalo de la Ciudad. Esa noche fue realmente emocionante. 

En el año 2000 todavía era relevante ser fotoperiodista y aunque éramos pocos los profesionales de aquellos años, éramos un grupo competitivo y muy unido, nos conocíamos bien. La mayoría veníamos trabajando juntos desde el arranque de los noventa y nuestras relaciones de amistad y solidaridad se consolidaron en la cobertura del EZLN en Chiapas, en 1994; donde pasamos meses de cobertura y algunos otros incluso rebasaron el año de trabajo en aquellas tierras. 

Con el paso del tiempo, muchas cosas han ocurrido desde entonces, recordemos que a esta generación nos tocó la transición de la fotografía química a la digital, la irrupción de las redes sociales y los teléfonos inteligentes. Pero también la debacle de los medios impresos y su cada vez menor influencia en una sociedad saturada de información. No existían las Fake News, o al menos no, como hoy las conocemos. 

Aunque algunos de los aquí retratados, conservamos la amistad entre nosotros, varios se han dispersado en el camino y tristemente tres de los 15 periodistas visuales que ahí estamos, han muerto, es el caso de Jorge Pliego, Omar Meneses y Marco Antonio Cruz quienes ya se nos adelantaron. Tengo muy buenos recuerdos en general de aquella reunión y del grupo de fotoperiodistas que andábamos en la calle en aquellos tiempos. Sin memoria no somos nada. 

Columna publicada en La Silla Rota (Enero 28, 2022)     

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January 27, 2022

Osos polares, en su casa

Por Ulises Castellanos

Imaginen andar por ahí cámara en mano, explorando la Antártida y que de pronto, vean movimiento en las ventanas de una casa abandonada, se acercan a ver de qué se trata y oh! sorpresa, son osos polares que viven en familia, en una casa originalmente habitada por humanos. 

Pues eso fue exactamente lo que le pasó al fotógrafo ruso Dmitry Kokh, cuando paseaba por el océano Ártico que divide el territorio entre Alaska y Rusia. En septiembre del año pasado, Dmitry Kokh -fotógrafo especializado en naturaleza y fauna salvaje, además es buzo- viajó a través de unas islas en el Mar de Chukchi, un área marginal del Océano Ártico y se encontró con esta familia de osos que aquí les presento. 

Dmitry Kokh lo cuenta así: “Al ser la parte más alejada y oriental del Ártico ruso, este lugar es muy difícil de conseguir pero también difícil de olvidar”, dice Kokh. “Recorrimos en el velero más de 1,200 millas de paisajes vírgenes, pueblos perdidos en el tiempo, rincones con variada fauna y mares llenos de vida”. Y es justo así cómo esa tenacidad se ve recompensada con estas imágenes que publicó incluso National Geographic. 

Kokh, quien actualmente vive en Moscú, capturó una espectacular serie de fotos que muestra a los osos polares que se han apoderado de los edificios abandonados de una estación meteorológica en una isla entre Rusia y Alaska. Asómense a su Instagram y vean toda la serie y el resto de su trabajo, aquí su liga: @master.blaster 

Kokh estaba en una misión personal para fotografiar osos polares, y su expedición se centró originalmente en la isla Wrangel, que es “mundialmente famosa por ser un lugar para encontrarse con los osos”. Sin embargo, en 2021, posiblemente debido al verano helado, la isla carecía de su típica población de osos polares. El fotógrafo ruso dice que “nunca se han observado osos polares en los edificios abandonados de la estación meteorológica de la isla, que fue construida en la década de 1930 y abandonada a principios de la de 1990”. 

Él llama al encuentro una "situación única en la vida" que pudo capturar con "tecnología y un poco de magia", según el portal especializado en fotografía DIYPhotography. Algunos de los osos miraban directo por las ventanas al fotógrafo cuándo lo veían merodeando alrededor. Kokh logró capturar estas imágenes en primer plano de los osos polares que deambulaban dentro y fuera de las estructuras deterioradas. No parecen asustados, ni agresivos, más bien se les ve curiosos con su nuevo visitante. Estos osos contrastan con la sensación apocalíptica del sitio abandonado. 

En su Instagram, Dmitry describe el Ártico ruso como “un mundo paralelo extremadamente hermoso”. Sin embargo, señala que está lleno de basura y qué se debe hacer algo al respecto. Dmitry Kokh quién ha fotografiado en el caribe cubano; Sudáfrica, Noruega y las Azores, entre otros espectaculares sitios; cuenta que “Por ejemplo, hay alrededor de 12 millones de barriles de combustible abandonados esparcidos por la costa. En la época soviética, traían los barriles y, después de que se usaba el combustible, arrojaban barriles por todos lados. Además de pueblos abandonados, basura de construcción, etc.” Hacer fotografía salvaje es toda una especialidad. 

Si además quieren ver su trabajo acuático, aquí les dejo el sitio www.dmitrykokh.com para que conozcan toda su obra. Y por acá pueden ver lo que hizo Dmitry Kokh con estos osos en video, disfrútenlo: https://youtu.be/9JHyUieKqoU  

Columna publicada en La Silla Rota (Enero 21, 2022)     

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January 19, 2022

Periodismo en pandemia, nada será igual

Por Ulises Castellanos

La pandemia global que está cumpliendo ya dos años de azotar al planeta, ha generado múltiples daños colaterales, tanto en lo humano, como en lo económico y social de los que tardaremos años en recuperarnos. 

El virus Sars-Cov-2 también le ha pegado significativamente a la viabilidad económica de los medios de comunicación tradicionales y nativos digitales, poniendo en riesgo absoluto su viabilidad. Esto en México y el resto del mundo, y que adicionalmente enfrenta ahora, la nueva variante Ómicron Durante la primera ola de la pandemia, entre marzo y junio de 2020, hubo informes “que revelaron un interés sin precedentes de las audiencias en el periodismo independiente, en momentos en que las personas querían darle sentido a la pandemia.” 

Pero al mismo tiempo se vino el colapso de los ingresos publicitarios, (tanto de fuentes privadas como de gobiernos) y con ello el incremento de la desinformación, las Fake News, y los ataques a la libertad de prensa y la necesidad de una transformación digital aun más rápida. 

La pandemia aceleró la digitalización de los medios, para bien y para mal. En México a mediados de 2020, en el más crudo momento del encierro y distanciamiento social, decenas de medios colapsaron, despidieron fotógrafos, reporteros y diseñadores, cerraron oficinas, dejaron de imprimir temporalmente sus ediciones y a los que se quedaron les bajaron el sueldo hasta en un 50%. Los periodistas se sintieron vulnerables quizá por primera vez, muchos relatan que de inmediato sintieron menos seguridad laboral como resultado de la pandemia y aún así estuvieron en primera línea cuando el mundo no tenía vacunas ni cura para la Covid-19. 

Diversos estudios realizados por académicos de la Universidad de Columbia, y expertos europeos, entrevistaron a 1,400 periodistas de casi todo el planeta -125 países- y llegaron a descubrimientos muy interesantes de lo que nos pasó en el contexto de la Pandemia. Según algunos de ellos “El confinamiento obligatorio causado por la pandemia obligó a los medios de comunicación a modificar sus dinámicas de producción de tal forma que muchos periodistas tuvieron que dejar las redacciones para hacer un trabajo completamente remoto.” Y de eso fuimos testigos en nuestro país de una manera contundente, las grandes redacciones se convirtieron en espacios muertos, donde ya sobraban computadoras. 

Tanto en México como en Estados Unidos varios medios tuvieron que dejar de lado la cultura de lo “presencial” como fue el caso del Washington Post dónde tuvieron que realizar nuevas dinámicas de trabajo para evitar que sus publicaciones bajaran el ritmo. En otras redacciones, “la cobertura de los temas de la pandemia representó el reto de adaptarse a nuevos procesos de entrega de notas de “última hora”; utilizaron herramientas y crearon agendas que les permitieron crear secciones y tener conversaciones con las audiencias sobre los diversos temas relacionados con la Covid-19.” 

Pero en muchos casos, la crisis sanitaria obligó a los periódicos a dejar de imprimir y a convertirse 100% digitales para ahorrar dinero. “Los periódicos gratuitos, como Metro y Destak en Brasil, o 20 Minutes en Francia, también han suspendido temporalmente su publicación. Se financiaban con publicidad y se distribuían en zonas de gran densidad”, así lo señala la AFP. En México hasta los gratuitos desparecieron. Adicionalmente, en lo que concierne a nuestro país, el modelo de negocio de la mayoría de medios tradicionales, donde más de la mitad del flujo publicitario provenía del gobierno federal y/o de gobiernos locales, desde el arranque de 2019 se vino abajo dramáticamente. 

Con la irrupción de redes sociales y espacios gratuitos ya nadie considera vital anunciarse en medios tradicionales. Mucho menos el gobierno actual bajo la premisa de “austeridad republicana” y su muy particular visión sobre medios conservadores y liberales. La tormenta perfecta pues, medios digitales gratuitos y pandemia. Es cosa de asomarse a los puestos de periódicos en México para ver cómo se han convertido en mini tiendas, prácticamente sin oferta editorial. Y obviamente la “desaparición progresiva” de las ediciones impresas (diarios y revistas) afectó a toda la cadena de producción: desde los periodistas hasta los vendedores de periódicos, pasando por productores de papel, impresores y los repartidores. La radio y la televisión son otra historia, curiosamente la radio está intacta en su modelo de comunicación, y más bien al contrario, las apps transformó a sus programas locales en nacionales e internacionales a un click de distancia. La televisión ya venía de bajada frente a la competencia de streaming, -Netflix, Amazon, Disney, HBO, Paramaount y otras - la televisión perdió relevancia y bajó su penetración social. Hoy existen “youtubers” con más audiencia que el Canal de las estrellas y por ello la publicidad se fue para las redes. Según un texto académico de la Universidad de Guadalajara “Las nuevas dinámicas de cobertura, los innovadores formatos de trabajo remoto y colaborativo, así como las nuevas herramientas disponibles en el ecosistema digital, obligan a revisar una vez más los modelos de negocio en la industria de medios.” 

Para María Elena Gutiérrez Rentería, investigadora de la Universidad Panamericana y responsable del capítulo México del Digital News Report del Reuters Institute, “los medios informativos pueden librar con éxito la pandemia si innovan sus modelos de negocio y ofrecen una distribución eficaz de sus contenidos respetando los criterios del quehacer periodístico”. Y tiene toda la razón. 

En ese mismo texto se destaca que “A pesar de que muchos medios han experimentado con diversos modelos de negocio desde hace tiempo, los expertos señalan que la fórmula del éxito para sobrevivir a la postpandemia se debe basar en dos palabras clave, la calidad y la confianza; de ahí que Ismael Nafría, autor de La reinvención de The New York Times, señala que los medios deben ganarse la confianza de los lectores con información de calidad.” Y eso aplica igual en nuestro contexto.

Sin embargo, a muchos directivos en México, no se les ve preocupados en serio por ello. Por último el Centro Europeo de Periodismo publicó un trabajo de investigación que ya está en español, sobre cómo los medios y sus periodistas enfrentaron la pandemia en estos años. Al final de esta columna les comparto link del estudio completo. 

El informe del Centro Europeo de Periodismo propone una serie de consejos para hacerle frente a la presente crisis: Se debe mantener la guardia y seguir atrayendo a nuevos lectores con nuevos productos digitales. Los medios deben atender a los grupos sub-representados y hacer un periodismo donde se apueste a sus historias. Diversificar el financiamiento y evitar una dependencia absoluta a las membresías y suscripciones. Los periodistas emprendedores necesitan desarrollar negocios que atraigan capital social y privado. Impulsar espacios para ideas audaces e invertir en estudios para el conocimiento de nuestras audiencias. Colaborar y unir esfuerzos entre comunidades de periodistas para reducir costos y gastos generales por medio de recursos compartidos. Los medios deben invertir en capacitadores, investigadores y expertos consultores. Reunir los datos necesarios para comprender mejor las necesidades de las redacciones. 

Los expertos insisten en que el negocio de los medios “va más allá de consumir contenido en línea; por ello, las compañías y periodistas deben crear nuevas experiencias informativas y productos editoriales, con información útil para la vida diaria, una de las necesidades más apremiantes que la pandemia hizo evidente.” Aquí una instantánea global. Los primeros 30 hallazgos del proyecto antes referido basados ​​en las respuestas de más de 1400 periodistas de 125 países, son sorprendentes e inquietantes. “En un momento en que el público necesita confiar en el periodismo independiente creíble para mantenerse seguro e informado, los periodistas y las organizaciones de noticias están lidiando con una crisis de salud mental, peligro financiero, amenazas a la seguridad física y ataques a la libertad de prensa, al mismo tiempo que luchan contra los niveles pandémicos de desinformación” 

Entre los principales hallazgos están estos: “El 46 % de los encuestados identificó a los políticos y funcionarios como una de las principales fuentes de desinformación. El 81% dijo que se encuentra con desinformación al menos semanalmente, y más de una cuarta parte identifica información falsa muchas veces al día. Facebook fue identificado como el difusor de desinformación más prolífico. Casi la mitad dijo que sus fuentes habían expresado temor a represalias por hablar con periodistas durante la pandemia. El 30% dijo que sus organizaciones de noticias no habían proporcionado a los reporteros de campo una sola pieza de equipo de protección durante la primera ola de la pandemia. Y el 70% identificó los impactos en la salud mental de cubrir Covid-19 como el desafío más difícil. Así las cosas, aquí les dejo el link para que se asomen al documento completo. Que lo disfruten: https://www.icfj.org/sites/default/files/2020-11/Journalism and the Pandemic Project Report 1 2020_Spanish2.pdf

Columna publicada en La Silla Rota (Enero 14, 2022)               

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January 8, 2022

El Julio Scherer que yo conocí

Por Ulises Castellanos

La primera vez que hablé con don Julio Scherer García, yo estaba a la mitad de la carrera en la UNAM y fuimos a su oficina para conversar y platicar sobre periodismo. Fue en la vieja casona de Proceso de siempre, en Fresas 13, en la colonia Del Valle. Era el año 1990. Me temblaban las piernas, su mirada imponía y mi mayor terror era la posibilidad de decir alguna tontería frente a él. 

Fueron 25 años de relación en todas su variantes posibles, primero como estudiante de periodismo (1990), después como parte de la redacción de Proceso (1993-2005), en el ínter como su yerno durante casi nueve años (1997-2006), y finalmente establecimos una respetuosa amistad, que se materializaba en tomarnos un café o whiskey de vez en cuando para actualizarnos de los últimos chismes que se generaban en la calle. Así fue hasta el último de sus días. 

La imagen que hoy les comparto, se la tomé a Scherer en su biblioteca del último departamento que habitó en la Ciudad de México. Él odiaba que le tomara fotos, esa la hice sin que se diera cuenta y cuando la publicamos en la revista, a cuento de su Premio de Periodismo de la Fundación que encabezaba García Márquez, me fue como en feria. Me decía que su biblioteca se veía más grande de lo que era y que esta imagen lastimaba a los que no tenían nada. 

Siempre insatisfecho, siempre preocupado por los demás, era un hombre único. Aprendí todo lo que pude de él, mientras dirigió Proceso, y en cada oportunidad que hablamos no había desperdicio en ninguna conversación con él; llegó incluso a contarme algunos sueños, era un conversador nato. Era conmovedor oírlo hablar sobre Susana, su esposa. Siempre mantuvo una foto de ella en el buró de su recámara, fue claramente el amor de su vida, la extrañó siempre. Amaba a sus hijos y sabía expresarlo. Era tremendamente detallista y amoroso. 

Creo que nos hicimos buenos amigos en Chile, en las calles de Santiago, en 2003. Como buen padre de familia, se sorprendió de mi noviazgo con su hija María y obvio pasamos algunos días extraños. Al final tuvimos una conversación increíble cuando le hablamos de lo enamorados que estábamos ambos y sus consejos siempre fueron respetuosos y extremadamente cariñosos. 

Scherer fue el mejor periodista de la segunda mitad del siglo XX y buena parte del arranque en este nuevo siglo. Incansable e incorruptible, nadie se le acerca. Nadie. Falleció en un día cómo hoy a los 88 años de edad. 

Su carrera la forjó y ejerció durante 70 años, desde que entró a la redacción de Excélsior a los 18 años, para terminar dirigiendo el mejor diario de América Latina de su tiempo. Entrevistó a todos en su época: Marcos, al Che Guevara, Fidel Castro, Kennedy, Salvador Allende, el infame Augusto Pinochet, Olof Palme, Picasso, Octavio Paz, Mario Aburto y su último gran golpe, “El Mayo” Zambada. Sólo se le escapó Nelson Mandela. En lo personal, no hay día que no lo extrañe. En sus más de 20 libros está buena parte de su pensamiento. Scherer era un hombre de palabra. Tuvo amigos y enemigos formidables, pero todos lo respetaban. 

A él sí le tocó enfrentar a un régimen autoritario, pero a él lo protegía su inteligencia y su increíble sensibilidad como ser humano. Cuando estábamos en Proceso, don Julio se sabía de memoria el nombre de los hijos del guardia de la entrada y siempre que llegaba le preguntaba por ellos, cada año les dejaba en la recepción un regalo de Día de Reyes a esos chamacos. 

Ni siquiera puedo resumir en esta columna todo lo que aprendí de él, lo generoso que fue conmigo y la manera como cambió mi vida el conocerle. Quizá el legado más especial que tengo de él, es que mi propio hijo Pablo, lleva su sangre y la mirada de su bella madre.

Columna publicada en La Silla Rota (Enero 07, 2022)             

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May 29, 2021

No somos nada

Por Ulises Castellanos

Esta semana se presentó en España, un manifiesto colectivo que le reclama a su gobierno, la creación de un Centro de la Imagen para aquel país. Por increíble que parezca, la cuarta o quinta economía europea no tiene un Centro dedicado a la imagen o a la fotografía como la mayoría de sus vecinos. 

La plataforma que plantean está solicitada por decenas de fotógrafos y gestores culturales de por allá, pero destaco que lo firman TODOS los Premios Nacionales de Fotografía Españoles vivos: Javier Vallhonrat (1995), Cristina García Rodero (1996), Joan Fontcuberta (1998), Alberto García Alix (1999), Chema Madoz (2000), Carlos Pérez Siquier (2003), Ramón Masats (2004), Ouka Leele (2005), Manuel Vilariño (2007), Bleda y Rosa (2008), Gervasio Sánchez (2009), José Manuel Ballester (2010), Juan Manuel Castro Prieto (2015), Isabel Muñoz (2016), Cristina de Middel (2017), Montserrat Soto (2019) y Ana Teresa Ortega (2020). 

Y así arrancan “Llamamos a todos los fotógrafos, fotógrafas y agentes vinculados al medio a unirnos con ilusión en la creación y el impulso de un proyecto fotográfico que integre las variadas e inacabables posibilidades expresivas de nuestro lenguaje común: un idioma universal, que articula, cohesiona y transforma la realidad cultural contemporánea. El momento es decisivo.” 

Aunque la iniciativa no es nueva, desde 1995 cada diez años aproximadamente una nueva generación de fotógrafos españoles vuelve a poner el tema en la conversación, está ves si han logrado sacudir el ambiente en España. 

Me recuerda un poco lo que pasó aquí en México cuando participamos de la creación del Centro de la Imagen en los noventa, inaugurándose el nuestro en 1993 allá en la Ciudadela. 

Es increíble que siendo España una potencia en producción visual iberoamericana y contando con uno de los mejores festivales en la materia, -PhotoEspaña- sea la fecha en la que no cuenten con un espacio y figura jurídica para gestionar su memoria colectiva, archivar sus acervos, generar debate o simplemente construir un espacio educativo y de vanguardia como alguna vez fue nuestro Centro de la Imagen en México. 

Allá ellos plantean: “Crear un Archivo Fotográfico, de estructura virtual, que preserve nuestro rico patrimonio y nuestra memoria visual común afrontando la gran digitalización pendiente y creando una base de datos de acceso público, integrando y facilitando el acceso a los archivos de las instituciones que ya disponen de los suyos propios sin que por ello pierdan, en modo alguno, su legítima titularidad”. Además suenan con un espacio para conservar, proteger, promover y divulgar su Patrimonio Fotográfico, un poco como lo que estupendamente s hace bien aquí en México, a través de la Fototeca Nacional que dirige el incansable Juan Carlos Valdéz. 

En el Manifiesto que dieron a conocer hace unos días, los fotógrafos de por allá desean crear un “Fondo de Fotografía y Artes Visuales que complete los actuales vacíos existentes en las colecciones públicas y crear una biblioteca especializada en fotografía histórica y contemporánea. También quieren becas, residencias, y ayudas a la publicación así como a la producción de proyectos fotográficos para documentar la realidad social de su país en coordinación con otros actores sociales. 

 Así las cosas, nuestros colegas españoles reclaman un espacio digno para la fotografía en su país y tienen razón. Aquí el manifiesto completo https://sites.google.com/view/centrodefotografiaeimagen/manifiesto?authuser=0 

Ahora bien, independientemente de qué les deseamos toda la suerte en esta iniciativa, no podemos sino ser, además de solidarios, también realistas. Será una batalla muy dura en esta era de pandemia, porque las vacunan no se van a pagar solas, y como sucede en México y otros países, la cultura siempre será la primera en ser castigada, retirando dinero de proyectos necesarios como estos, bajo el pretexto del Covid. 

Al cierre de esta columna consulté con mis colegas del Martes de Malta sobre este tema, y aquí agrego una síntesis de sus observaciones, el Dr. Oscar Colorado, catedrático de la Universidad Panamericana es crítico con la historia de nuestro Centro de la Imagen mexicano y advierte sobre la necesidad de hacer estos proyectos sustentables, el sitio es necesario, pero debe profesionalizarse para dotar de un espacio de reflexión real y que no se desvíe de su espíritu original. Y se suma a la idea de que en España hace falta un espacio como ese para convertirse en referencia internacional. 

Y por otro lado Nicola Lorusso, fotógrafo Italiano residente en México desde hace muchos años cree que desde hace tiempo se debería implementar un espacio así también para las miradas profesionales y constituir una documentación del patrimonio público (edificios históricos, iglesias, museos, así como áreas naturales y áreas de recursos, etc...) para construir un debate abierto y profundo, y ofrecer materia de estudio a urbanistas, arquitectos, economistas y a las universidades en general. Lorusso cree “que si bien ha cambiado el uso y la difusión de la imagen fotográfica en las últimas décadas, su función es estimular la reflexión sobre el territorio y la sociedad.” Y sugiere que profundicemos más adelante en el tema, a partir de la experiencia mexicana en la materia, mientras estamos atentos a lo que pasa en Madrid. Y así lo haremos, porque aunque crean que los fotógrafos no somos nada. Somos la memoria de todos.

Columna publicada en La Silla Rota (Mayo, 27, 2021)           

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centro de imagen la madrid manifiesto

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May 29, 2021

Es la guerra

Por Ulises Castellanos

Desde las primeras imágenes de la guerra a finales del siglo XIX hasta nuestros días, no hay manera de ignorar la fuerza de su impacto en medios, su poder de comunicación y el ambiente de amenaza que nos invade a partir de esas fotografías en todo el planeta. 

Al momento de escribir esta columna, se mantiene la escalada en el conflicto palestino-israelí que ha cobrado la vida ya, de al menos unas 250 personas llevando por supuesto el pueblo palestino, la peor parte. 

Además, ahora mismo se abre otro frente de guerra -misiles desde Líbano- y de cualquier manera la desigualdad en fuerza militar, nos arrojan más imágenes de población civil muerta, que militares más allá de las fronteras de Israel. 

Hace apenas unos días, los colegas de la AP y otros medios de comunicación, perdieron en Gaza sus oficinas cuando Israel bombardeó el edificio que albergaba distintas agencias y canales de televisión, derivado del argumento militar israelí sobre la presunta presencia de oficinas de contrainteligencia de Hamás, instaladas en ese mismo edificio. 

Todos vimos la imagen en video de la destrucción precisa y quirúrgica de ese edificio en el centro de Gaza. Sin embargo, las imágenes más fuertes que recibimos de Medio Oriente casi siempre tienen que ver con el rescate de niños bajo los escombros independientemente de que logren rescatarlos con vida o no. La muerte de un menor inocente siempre será lo más fuerte en cualquier guerra. Tan sólo hace unos días varias portadas en los medios internacionales ponían en primera plana la fotografía de una niña que había sido rescatada en uno de los edificios bombardeados. Y son justo, estos eventos de conflicto militar, los que vuelven a poner en primerísimo plano el trabajo profesional de colegas desplazados en zonas de guerra. (Aunque la mayoría son de origen local o regional) 

La otra ventana visual a la guerra son los videos -que circulan sobre todo en redes- sobre los constantes lanzamientos de misiles de un lado a otro. Y claro, mientras las imágenes de destrucción sobre Gaza se multiplican, en el frente israelí solo se ve gente corriendo mientras suenan las alarmas de bombardeo y el “domo de hierro” hace lo suyo deteniendo el 99% de los ataques. 

Lo complicado de estas coberturas es que trabajar en una ciudad bajo asedio de misiles es realmente complejo. Te mueves por intuición con la esperanza de no estar cerca de los objetivos militares de Israel y además debes tomar una buena imagen. Veremos cómo se desarrolla este conflicto, cuánto durará, cuál será su saldo final y bajo qué acuerdos se frena la escalada militar. Sin embargo, sea cual sea el final de este capítulo bélico, todos sabemos que el conflicto en la zona será eterno, mientras persistan las diferencias económicas, sociales, políticas y religiosas del Medio Oriente. 

Es la guerra. 

Columna publicada en La Silla Rota (Mayo, 20, 2021)         

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May 29, 2021

Un oficio a debate, 15 años

Por Ulises Castellanos

Estimado lector, primero le cuento que esta columna especializada en imagen, cumple esta semana 15 años de existencia ininterrumpida en medios nacionales. Y segundo, quiero darle las gracias por su paciencia y acompañamiento durante estos tres lustros. Así es, esta columna bautizada desde 2006 bajo el nombre de EN LA MIRA, surgió en mi mente a partir de mi salida de Proceso como editor de fotografía. Tenía muchas cosas que contar y señalar, y no tenía en dónde, las redes sociales eran apenas un tímido embrión de lo que serían una década más tarde. Fue por ello, que la idea tomó forma en un desayuno con un par de colegas y amigos que generosamente me abrieron las páginas de su medio, aquella mañana concretamos la fecha de salida y su periodicidad, ¿mis anfitriones? Carlos Marín y Rafael Ocampo del diario Milenio. 

Sin ellos, esta propuesta no habría sido realidad. Recuerdo perfecto, el terror que le tenía a la página en blanco y cuando salimos de aquel desayuno ya me sudaban las manos de sólo pensar que me había comprometido a una columna semanal sobre fotografía y que a partir de la primera no podía fallar. 

Desde aquel año y hasta hoy, no he faltado a esta cita semanal, salvo cuando nos hemos mudado de casa editorial. Arranque en Milenio, de ahí nos fuimos para fundar el diario El Centro de grupo Notmusa y la columna apareció en el primer número de ese nuevo diario, después nos mudamos al diario La Razón cuando lo dirigía Pablo Hiriart, y de ahí saltamos al “Gran Diario de México” mejor conocido como El Universal, donde esta columna se publicó por cuatro años; más adelante acepté una invitación de El Sol de México y de allá me mudé finalmente a este sitio en La Silla Rota donde usted me lee hoy, gracias a la generosidad de los periodistas Roberto Rock y Jorge Ramos, mis actuales editores en este espacio donde arrancamos hace poco más de un año, en plena pandemia. 

Desde aquella primer entrega hace 15 años, me comprometí a lo que habría en este espacio y así lo publiqué entonces por allá: Aquí les comparto el primer párrafo de aquella primer columna publicada en Milenio Diario el 19 de Mayo de 2006: “A partir de esta semana, tendremos En la mira, un espacio de reflexión, análisis, crítica y novedades sobre lo que acontece alrededor de la imagen periodística, los fotoperiodistas, los editores y su reflejo en los medios.” Además “Trataremos de poner a debate los temas que nos preocupan a los reporteros gráficos, editores de foto y en general a los medios impresos." 

"¿Qué pasa con la fotografía periodística y documental en México? ¿hay o no, buenos fotógrafos en nuestro país?, ¿qué hacen las escuelas de foto y las universidades? ¿existe un verdadero interés por parte de los fotógrafos y los medios por elevar el nivel de la foto? Aquí intentaremos poner sobre la mesa estos y otros temas.” Y eso he intentado a lo largo de este tiempo. 

En esta columna hemos referido el trabajo y talento de grandes fotógrafos mexicanos y extranjeros, pero también hemos denunciado plagios y trampas de algunos colegas. Se ha dado testimonio fiel de diversos festivales de fotografía, desde España, Francia, México o Estados Unidos. 

Por aquí han desfilado reseñas de nuevos libros de foto, exposiciones y novedades en la industria del periodismo visual. Nunca hemos estado exentos de la polémica y los reclamos, aunque siempre logramos (creo) debatir con respeto y argumentos sólidos todos los temas que nos ha tocado reseñar en esta columna. 

No debemos olvidar que este género es especialmente subjetivo y que refleja siempre en sentido estricto el pensamiento personal de los temas que afrontamos. Pero siempre con el mayor profesionalismo del que somos capaces. 

Hace 10 años de hecho, editamos un libro que entre otros asuntos de foto, justamente recoge los primeros cinco años de los publicado por este “Neo Columnista Visual”. Quizá alguna vez ocurrió alguna imprecisión involuntaria y por ello me disculpo de antemano. Ninguna actividad humana está exenta de las pifias y el periodismo no es la excepción. 

Alberto Anaut, periodista y gestor cultural. Quien fue redactor en jefe del Diario 16 (1981-83), redactor en jefe de El País Semanal (1988-1993) y subdirector de El País (1993-94); puesto que abandona para fundar la empresa de proyectos culturales La Fábrica en Madrid (1994) y que da pie al festival de PhotoEspaña, escribió el prólogo del libro que hicimos de donde recojo esta breve pieza: “En una redacción, en un equipo organizado según unos conocimientos, la clase dominante impone siempre sus criterios. Y si esa clase dominante es generalmente una gran inculta visual, el resultado es que las redacciones de los periódicos, y en consecuencia los propios periódicos, siempre dan prioridad al texto frente a la imagen y cuando esto no ocurre así es porque algunos locos como Ulises Castellanos convierten la batalla contra la evidencia en una cuestión personal. Sé de lo que hablo, porque lo he vivido.” 

Dicho lo anterior, sólo me queda agradecer el enorme privilegio de su atención, con la esperanza de seguir este diálogo horizontal por muchos años más, a partir del cual, entre todos podremos seguir reflexionando sobre el apasionante mundo de la imagen y su industria. Gracias de corazón.  

Columna publicada en La Silla Rota (Mayo, 13, 2021)       

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aniversario columna en la mira

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May 29, 2021

La tragedia ¿corrupción o negligencia?

Derrumbe de vagones de la Línea 12 / Imagen de José Manuel Jiménez

Por Ulises Castellanos

Historias rotas, 25 personas muertas en dos segundos. Más de 50 hospitalizadas. Una docena desaparecidas aún. El horror sobre rieles, una trabe que se desplomó con dos vagones del metro. Cada persona que terminó en la lista de fallecimientos, es una historia de vida trunca. Son el rostro de gente que no debió morir así. 

Esta imagen de José Manuel Jiménez tomada la noche de la tragedia, representa lo insólito. Un accidente más en el metro de la Ciudad de México, que si bien, no es el peor de su historia, sí es uno de los más graves y costosos. ¿Pero qué fue lo que sucedió? ¿Qué hay en el fondo de dicho incidente? ¿Corrupción o negligencia? ¿Quiénes son los responsables constructivos y quiénes serán los políticos? Hasta dónde llegará el peritaje y cuál será su diagnóstico. Imposible saberlo ahora. 

La nota le dio la vuelto ala mundo, decenas de portadas de en todo el mundo publicaron las fotografías de lo ocurrido. Decenas de mensajes se han dado a conocer por twitter en solidaridad con nuestra ciudad. Esta imagen, al mismo tiempo es un testimonio de lo importante que es, que sigan los profesionales en la calle, esto independientemente de la triste realidad en los medios. 

Esta imagen y la de otros colegas, confirman la pertinencia de contar con un ojo educado en el terreno. Periodismo visual que le llaman. 

Y por último, no quiero dejar de señalar la importancia de esta línea de metro par aquella zona de la Ciudad, se trata de un esfuerzo por dignificar el transporte público en la zona que ahora vuelve a sufrir un revés. 

Todavía no cumple una década desde su inauguración, y es la línea más cara y defectuosa del sistema. Tan sólo para reparar este desastre, se necesitarán más de mil millones de pesos. En cualquier país civilizado y después de la serie de incidentes que se han dado en el metro, frente a las investigaciones que vienen, lo más decente sería que su directora Florencia Serranía, renuncie y se aparte del cargo, esto frente a su clara incapacidad para dirigir este sistema de transporte colectivo. En fin, ya veremos qué pasa. 

 PD. Para el registro, hoy esta columna cumple 15 años de existencia. Gracias por su confianza. 

Columna publicada en La Silla Rota (Mayo, 06, 2021)     

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accidente corrupción metro muerte

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May 12, 2021

Infancia es destino

Por Ulises Castellanos

Todos fuimos niños. Graham Greene decía que “siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro” Y eso es precisamente lo que en ese periodo de la vida se construye. 

Es la infancia lo que nos determina para siempre, sin saber qué nos depara el porvenir. El niño sonriente de esta imagen que ahora les presento, es un retrato que tomó el maestro Rogelio Cuéllar en los setentas, allá por la colonia del Valle en la Ciudad de México. 

La infancia debe ser alegría y aprendizaje, sanos. El niño de esta imagen sonríe sin saber que en el futuro vivirá al menos tres vidas. Se casará varias veces y tendrá cuatro hijos. El niño que retrató Rogelio no sabe en ese instante, qué sería testigo del divorcio de sus padres, que vivirá en 17 departamentos o casas diferentes y que al final regresará al mismo barrió que lo vio crecer. 

La inocencia que revela esa mirada, no alcanza a imaginar que en lo siguientes años, terminando su carrera se enamorará al menos 10 veces y que conocerá más de 30 países; que será testigo del derrumbe del muro de Berlín o la caída de las torres gemelas. 

Ese niño todavía no sabe que conocerá en carne propia los estragos de la guerra y qué tendrá que aprender a sobrevivir en las peores circunstancias. El chiquillo de la foto en aquel parque de la Del Valle, no imagina aún, lo increíble que será ver a su hijo entrar a la Universidad 45 años más adelante, o las lecciones maravillosas que estarán por darle su otros hijos en el futuro. Ese niño incluso no imagina todo lo que le falta por aprender de la vida. 

A esas alturas, nadie, a sus cinco años de edad, puede calcular el dolor que será perder a su madre en el futuro, cuando él mismo la tenga que llevar de emergencia la hospital para tratar de evitar lo inevitable. Ese niño aprenderá otros idiomas, conocerá la traición y la mezquindad de la que nadie se salva cuando conoce y confía en otros. Poco a poco, esa sonrisa se transformará en cautela y reservas. Aprenderá a distinguir la amistad sincera de la relaciones humanas por interés. Conocerá mucha, mucha gente en el futuro, pero se quedará con un puñado de amigos leales, inteligentes y divertidos. 

Con el tiempo, le quedará claro que tuvo unos padres maravillosos y un hermano de primera. A esas alturas lo que corresponde es soñar, imaginar, inventar, e idealizar, así es la infancia. Ya vendrán otros tiempos. Ese niño perderá su virginidad sexual a los 17 en esa misma colonia y se convertirá en padre a los 34 años. 

Conocerá la muralla China, el Taj Mahal, El Big Ben, y tirará su primer anillo de casado en el río Sena en París por ahí del 2006. Esa mirada curiosa también vivirá momentos inolvidables, reirá mucho, conocerá historias y personas increíbles; lo acompañará la suerte y gente amorosa que nunca lo dejará caer, la familia siempre estará ahí y en el futuro se hará buen amigo incluso del fotógrafo que atrapó aquel instante. 

La infancia es ese particular período, en el que uno tiene ganas de aquello a lo que no siempre se tiene acceso. Es ahí cuando se forja el carácter, se sueña y se inventa un futuro. 

El niño de esta imagen, sobrevivirá a dos terremotos, al sida, a un par de accidentes viales, será atropellado una vez, se romperá los huesos, se caerá de la bicicleta; será asaltado en Marruecos, secuestrado en Chiapas, caminará por las calles de Sarajevo con una granada en el chaleco y será gravemente herido en la cara en Madrid. Le romperán las costillas en India y vivirá una semana en el Tíbet alejado de todos. 

Ese niño sobrevivirá a la pandemia de 2020 y nunca se rendirá, conocerá a fondo el significado de la resiliencia y jamás perderá el sentido del humor. Este mismo niño publicará cinco libros, dará decenas de conferencias, será profesor en distintas universidades, aprenderá de sus amigos y colegas, y por supuesto cometerá mil pendejadas, pero al final, el saldo de su paso por la vida será intenso, pleno y divertido. No hay duda. Los primeros cincuenta años de la infancia, serán siempre los más difíciles. Hoy les confieso, que ese niño de la foto, fui yo. 

Columna publicada en La Silla Rota (Abril, 30, 2021)   

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